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jueves, 4 de marzo de 2010

Las bicicletas son para el verano / Fernando Fernán-Gómez


La obra Las bicicletas son para el verano, de Fernando Fernán-Gómez, obtuvo el premio de teatro Lope de Vega en 1978. Seis años después, en 1984, se estrenó su adaptación cinematográfica, dirigida por Jaime Chávarri y con guión de Salvador Maldonado. La "comedia de costumbres", como la describe su autor, situada en el contexto de la Guerra Civil española, se convirtió en uno de los grandes éxitos populares de dicha temporada.

En 1978, Fernando Fernán-Gómez ganó el Premio Lope de Vega del Ayuntamiento de Madrid con su obra Las bicicletas son para el verano. Aun cuando el premio comportaba su estreno inmediato, por criterios administrativos se tardó cinco años en autorizarlo. Cuando lo hizo, esta "comedia de costumbres", en definición del autor, obtuvo "un extraordinario éxito y una afluencia poco común de espectadores", como reseñó Haro Tecglen, que no dudó en calificar como "obra maestra" este sainete dramático que gira en torno a una familia de clase media durante la Guerra Civil, circunstancia "que da a esta comedia de costumbres una dimensión profunda", especialmente a través de don Luis, el padre, "personaje riquísimo de ideología subyacente", que Francisco Umbral definió como "un madrileño anti-Arniches, o un Arniches pasado por Gorki, un hombre templado, de humor a punta seca, eficacísimo, el mismo humor conversacional del propio Fernán-Gómez".

"La Guerra Civil da a esta comedia de costumbres una dimensión profunda"

No es de extrañar que el cine se interesara por la obra.

La historia se inicia en el verano madrileño de 1936, cuando Luisito, que ha suspendido Físicas, se queda sin la bicicleta que le habían prometido sus padres. Estalla la guerra y la familia deberá adaptarse al miedo, al hambre, a la alteración de las costumbres, de la lógica y de la razón, junto a una serie de personajes entrañables que igualmente sufren esta inesperada situación inhumana (la hermana, el pretendiente, la criada, las vecinas...) La cotidianidad de la guerra vivida desde el comedor (que la película amplía a otros escenarios) está vista con un humor lúcido que en ocasiones resulta acongojante. Cuando la historia parece haber concluido al llegar la paz, el padre observa con amargura que no es la paz lo que les ha venido, sino la Victoria. "Sabe Dios cuándo habrá otro verano". Difícil contener las lágrimas.

"En cualquier caso", escribieron en su libro Miguel Ángel Barroso y Fernando Gil-Delgado, "domina la impronta de Fernán-Gómez en esta historia contada desde el prisma de los vencidos, con respeto y atendiendo más al drama humano de la guerra en la gran ciudad que a las digresiones políticas". La película, estrenada en enero de 1984, convocó a dos millones de espectadores, situándose entre las de mayor éxito del cine español.

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